La Transformación de Aracelis: Del Huerto al Plato
- Sara Santiago
- 17 nov
- 2 Min. de lectura
Érase una vez…
Aracelis, una mujer boricua llena de sensibilidad, amor por su familia y un enorme deseo de vivir con bienestar. Vivía en la hermosa isla de Puerto Rico, rodeada de naturaleza, montañas verdes y un clima que parecía celebrar la vida todos los días. Desde siempre tuvo una gran fortaleza: su capacidad de escuchar su cuerpo y su intuición, aun cuando la vida no era tan sencilla.
Cada día…
Llevaba una rutina que, como muchas personas, combinaba responsabilidades, cansancio y poca energía. Su alimentación estaba basada en azúcares, harinas y bebidas carbonatadas, mientras los vegetales raramente llegaban a su plato. Su salud comenzó a resentirse: prediabetes, colesterol alto, palpitaciones, aumento de peso y un profundo agotamiento emocional.Aun así, Aracelis nunca perdió algo esencial: la esperanza. Sabía que merecía sentirse mejor, aunque todavía no tenía el “cómo”.
Pero un buen día…
Llegó a sus manos un libro que sería una chispa de cambio: El poder del metabolismo. Lo devoró en dos días. Algo dentro de ella despertó. Entendió que podía hacer pequeños cambios reales, sin prisas, sin castigos, sin dietas milagrosas. Su fuerza interior —esa que había estado ahí desde siempre— le dijo: “Aracelis, tú puedes hacerlo”.
Con determinación…
Comenzó a transformar hábitos desde el amor, no desde la presión. – Cambió las bebidas azucaradas por agua. – Empezó a caminar 3–4 veces a la semana. – Añadió verduras y proteínas a su plato. – Llevó una bitácora de salud para entender mejor qué pasaba con ella.
Descubrió que el bienestar no se trataba de bajar de peso rápido, sino de construir una vida más saludable paso a paso. Y lo logró porque siempre tuvo disciplina, paciencia y una voluntad enorme de aprender.
Hasta que finalmente…
Ya con varios hábitos saludables iniciados, la vida le regaló una nueva oportunidad: su sobrina le compartió un enlace a SuperVive. Aracelis, abierta siempre al aprendizaje, decidió entrar. No porque estuviera perdida, sino porque quería seguir creciendo y aprendiendo.En SuperVive encontró conocimiento práctico, conexión con otras mujeres y herramientas que reforzaron lo que ya había logrado por sí misma. Aprendió sobre alimentos reales, recetas sencillas y el impacto de los vegetales en su salud. Empezó a ver su carrito del supermercado lleno de color, vida y frescura.
Descubrió que la comida real no solo alimenta el cuerpo… también alimenta el alma.
Y desde entonces…
Aracelis vive rodeada de abundancia: de naturaleza, de comunidad y de gratitud. Su huerto (y el de sus vecinos) se ha vuelto una extensión de su bienestar. Papayas, guineos, piñas, calabazas, ajíes, cilantro, yuca… todo un paraíso que llega directamente del huerto al plato.
Comparte, recibe, regala. Porque para ella, la salud también se multiplica cuando se comparte.
Hoy, Aracelis disfruta de más energía, motivación y alegría. Continúa aprendiendo, cocinando, experimentando y cuidando de sí misma con la misma determinación que siempre tuvo. Ella misma lo dice: “Esto ha sido un aprendizaje continuo”.
Su historia nos recuerda que el bienestar empieza con una decisión valiente… y que la comida real, la comunidad y la curiosidad pueden transformar nuestra vida de maneras hermosas.

